Este es el primer proyecto de la firma y se ve plasmado en cada detalle cómo el arquitecto disfrutó como un artista plástico, dibujar a través de la arquitectura y el diseño interior líneas, formas, volúmenes y texturas, que se desplazan por los espacios entrelazandolos, interconectándolos e invitando a recorrerlos.
Desarrollado en dos etapas, la primera se concentra en disfrutar el salón y comedor de planta baja, donde la escalera llama la atención del visitante convirtiéndose en un gran patio de luz que hace de antesala a la potente experiencia que se vive en la terraza.
La piedra acompaña como revestimiento en paredes y la madera brinda la virtud del andar descalzo y conectar con el placer. El jacuzzi con una imponente vista a la ciudad y a la montaña mas importante que es el Avila se convierte en un portal de desconexión.